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sábado, 12 de noviembre de 2011


Es curioso. El mundo. Las determinaciones, los códigos y análisis entre humanos. Animales, bestias complejas, que desarrollan puntos acordados. Puntos tejidos. Para sentir la pausa, la tranquilidad.

Hablo chocando con en el viento,
por suerte. Lo comprendo. Los humanos. Miran como si lo miraron todo y son ciegos. Es raro. Son mejores, son peores. Líderes, qué risa esa palabra cuando miro mis manos calentarse, entibiarse en el sol de un no lugar. No importa, absorben el son entre industrias, o entre el acorde mutuo de dos seres que copulan entre basureros.

al final resulta que todo es bello. Pero no tanto. No tanto como un par de ojos que te quieren....eh ahí lo único que salva a los hombres. Dos ojos tristes, dos planetas de colores extraños que miran de no sé dónde, de las grietas, de la tierra, de una bestia con vida. Y se transforman en feminidades divinas, pero sòlo son un gesto, que se evapora en el tiempo...eso es lo más bello. Puntos, el dibujo de la mano de un niño silencioso que intenta no despertar a nadie, sólo en el mundo, cree que está sólo, cree que las hojas se agitan y que los pájaros prehistóricos chillan porque tienen que hacerlo...Qué bestia extraña es la que lucha contra la muerte, qué bestia la que cree que vive.


viernes, 3 de junio de 2011

Después y los restos


Arreaban el sol

Como lo arreaban todo

El ramaje y la polvareda

El remolino de las nubes

Incluso el agua cuando caía



Muchas conciencias solitarias

Deambulan por los ríos

Aún en los cuerpos

intentando plasmar gestos vivos en rostros muertos.



Las casas del sol

Yacen vacías

El turbante derramado en la ventana

El viento que lo agita un poco



Los ojos de niños fantasmas

Se levantan con el arenal

Bajo el mar todavía vuelan

Las plumas de los últimos pájaros


Pocas hojas quedan

No se levantan

Ni las sombras

Ni los árboles

El violín de un grillo

Una cigarra perdida entre la paja

Los únicos ruidos

Un cóndor atrapado en la roca

Un claustro que encarcela salas vacías


Los vestidos

Visten

Tierra

Las sillas

Recogen

Huesos

Queda lo que siempre estuvo

¿Y los hombres?

¿Las mujeres?



Arreaban el sol

Como lo arreaban todo

Los causes, las islas

Todo

domingo, 29 de mayo de 2011

Se fueron y ahí quedaron


Quiénes fueron los que miraron

Por la ventana

Las estrellas

Cuando no estaban


Estaban los hombres

Callados

Dormidos quizás

Resignados


A la tierra que se movía

A su tibio aliento

A su vida

A las piedras


Qué miramos por la ventana?

Estrellas

Dónde estaban?

No estaban


Eran nuestras alucinaciones

Éramos hombres mudos

Éramos seres muertos

Era el futuro


La misma triste historia del pasado.

domingo, 8 de mayo de 2011

Un poco antes


El hombre nace de una roca

Lisa y plana

A orillas de un lago calmo

Gris y tibio.


Nace de un árbol solitario

De la hoja, de la rama

Entre piedras afiladas

Su raíz profundamente enmarañada .


Nace de un escaso grito

Que brota de un eco

Sigiloso en un valle

Arrastrando tierra y polvo.


El hombre nace del viento

Y sus cobijos

En un claro de luz

Bajo la lluvia derramada.


Nace en la montaña

En la tormenta

Con el abrigo

De un sol posible.


Luego nace de una hembra

Cuando ya ha recogido

Los vestigios y el olor

De una tierra.

miércoles, 6 de abril de 2011

El Cristo Crucificado se desploma

Una mañana tranquila, tomaba desayuno junto a mis hijas, que de la nada, como si fueran acechadas por una fuerza especial del pensamiento, me preguntaron de qué estaba hecho el vaso que contenía el jugo que yo iba tomando a sorbos. –De vidrio- les dije. -¿Y el vidrio?- preguntaron ellas. Les expliqué que el vidrio estaba hecho esencialmente de arena, cuestión que a mí siempre me ha costado imaginar. ¿Cómo desde la piedra, surge la transparencia? Increíble. – ¿Y la arena de qué está hecha?- le conté que de la corrosión de las piedras, ya no tan seguro de lo que hablaba. Y no sé por qué motivo, en vez de preguntar de qué estaba hecha la piedra, me preguntaron quién las hizo. Claramente se me complicaba el panorama, estábamos entrando a un terreno desconocido. –Dios, dios el que creó todo el universo-. Listo, resuelto, todos los misterios llegan a Dios, él es la respuesta. No conformes me dijeron: - ¿Y quién hizo a Dios?- Ahí quedé mirándolas, revisando mi conciencia, mi memoria, creo que jamás me había hecho esa pregunta. Hermosa y terrible pregunta, sin duda. Se me ocurrieron ideas descabelladas como respuestas. Decirles que los hombres habían inventado a Dios (cuestión bastante lógica por un lado), pero hubiese sido una respuesta decepcionante. Les dije que ése era un secreto que nadie conocía. Ahí se quedaron tranquilas masticando, por fin, su pan con mantequilla.

¿Por qué nunca se me había pasado por la cabeza una pregunta así? Fácil. Desde niño me inculcaron que Dios era el tope de todo, como buen niño católico sabía que ahondar un poco más allá, en los terrenos oscuros de lo que no conocemos, de lo que no tiene respuesta, era dejarse llevar por el diablo y los pecados. Siempre bajo la triste mirada del Cristo Crucificado. ¡Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa! Golpecito en el pecho y la imagen de los pies y manos de Jesús sangrando. Me da la sensación que esa imagen terrible de Jesucristo es la que tiene bastante trastocada a la gran mayoría de los católicos y sobre todo a la Iglesia en sí. Cómo basar una religión en la culpa, como el pilar fundamental de todo. No he visto nada más absurdo que decir que los hombres crucificamos al “Señor”, que todos los hombres de la historia lo subimos a la cruz y le clavamos pies y manos e instalamos una corona de espina en su cabeza. ¿Por qué no un Jesús vivo? pateando al comercio que se apostaba frente al templo, o social, con el amor desprendido que le daba a amigos o enemigos, o el Jesús justo, sabio, valiente, capaz de dudar y cuestionarse. Pero no, los católicos se arrodillan al Jesús crucificado, triste, ese que le dice a su padre “por qué me has abandonado”. Todo lo que viene después de esa imagen, ya sea en la biblia o lo que construyó la iglesia desde ahí en adelante, es una sola mentira, es literatura, ficción, ambición, poder y abuso. Con los tintes claros de que dentro de esa majamama confusa, había unos que estaban más lúcidos y seguían los valores del “Jesús Hombre”.

Desde la culpa, nada bueno puede surgir. Vivir pensando que algún día seremos perdonados (sin tener la certeza si existe acaso algo o alguien que reparta perdones) sólo puede provocar trastornos psicológicos severos. Hace varios años se destituyó de su cargo al Arzobispo Cox (de quien hay muchos mitos, como que su tía Marcela Paz había basado el personaje Papelucho en él, su sobrino) de su cargo en La Serena por temas de abuso a menores. Nunca se supo mucho al respecto y la iglesia si bien lo retiró de su cargo, lo ocultó y lo protege hasta hoy en día. Pero eso ya significó un remezón. Puso en alerta a la gente y quizás entonces se comenzó a dudar de la santidad de curas y sacerdotes. Tengo la imagen fresca de ver a unos primos inflar sus cachetes y contener el aire toda una cuadra, para pasar rápido y no contagiarse con un cura con fama de maricueca (como diría alguna vieja cuidadosa) que vivía ahí. El mismo cura, luego fue destituido de su cargo, ya que buena parte de la población de adolecentes hombres de esa localidad eran homosexuales y habían sido sus monaguillos. Luego Informe especial y mi primo James Hamilton. Luego Tolerancia cero y James Hamilton. Karadima limándose las uñas, besando cuneteado, tomándole los genitales a quienes lo idolatraban. Manipulando vidas inseguras, perdidas. Un abusador de tomo y lomo, maquiavélico, poderoso, el guía espiritual de la elite chilena.

Cae el Cristo crucificado, esa trinidad confusa, el secretismo, las voces calladitas e inentendibles que producen eco en los pasillos y en la bóveda de una iglesia, el silencio cómplice. Se desploman los hábitos, esa santidad chanta y adornada del vaticano, con sus zapatitos blancos y coronas, mantas delicadas, finas, la ropa de cura. Cae la jerarquía, que caiga por favor esa mentira de que estos señores están más cerca de Dios. Se nos dice desde niño: “a dios todos los llevamos dentro”. Y los que nos enseñan eso, arman una jerarquía ridícula, aclarando que ellos están más cerca, que son el puente seguro a Dios. Basta de contradicciones.

Alfredo Jocelyn- Holt, que siempre tiene que decir algo que no es obvio, dice que la Iglesia Católica chilena no ha sido influyente en el país (http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2011/04/895-355543-9-antes-y-despues-de-karadima.shtml). Hay que tener dos dedos en la frente para entender, que si bien no ha sido influyente en temas de misticismo, si lo ha sido en términos políticos. Hemos sido testigos de cómo la Iglesia ha metido su nariz en todas las decisiones con tintes ético/morales. Hace unos años, incluso, se daban el lujo de censurar películas. No me preocupan los católicos, ni la Iglesia, me preocupa mi país y que quienes ejercen el poder en Chile estén relacionados a este poder eclesiástico, retrógrado, conservador y arrogante. El mal que hace una iglesia que no se reforma, es evidente. Es hora de romper los paradigmas ¿Por qué Chile tiene que depender, ideológica y a veces políticamente, de lo que un señorito decide, lejos, en el Vaticano. ¿Por qué mis hijas, cuando por primera vez entraron a la iglesia -a modo de visita- tras saludar a Jesús de manera feliz y entusiasta, no con vocecitas silenciosas (piadosas, culposas), sino fuerte y claro: -Hola Jesús-; tienen que recibir miradas enfadadas de unos feligreses depresivos? Esa gente no sirve para nada, los que adoran al Cristo Crucificado están envenenados.

No hay fe más bella, que la fe libre, la búsqueda, la sospecha, poder preguntarse sin temor ¿quién hizo a dios? Y llegar aún más lejos sin culpa, con el espíritu temerario de un niño.

viernes, 18 de marzo de 2011

Apocalipsis






Durante siglos la infinita arena de los muchos desiertos ha sufrido tus pasos numerosos y tu aullido.

Borges

La primera vez que escuché la palabra Apocalipsis y me asusté fue un día corriente, hace varios años, cuando sin mucha gana me dirigí a un evento de mi universidad. Por esos días estudiaba derecho y nos convocaron al gimnasio de la universidad para darnos una bienvenida. Me senté con un amigo al medio de una multitud de estudiantes aburridos. De pronto a paso lento un hombrecito se subió al escenario, un tipo grisáceo por su tenida, con una gorra del mismo color y una bufanda café. Bien podría haber sido un viejo que lo sacaran de su propia ancianidad o de un asilo, para traerlo arropado a decir unas palabras a una juventud dormida. ¡Apocalipsis right now here! Chilló desprendido del micrófono agitando sus manos huesudas. Quedó el eco de la voz de Nicanor Parra en el aire y a mí se me apretó el pecho. Era mi primer y único encuentro con el poeta chileno y no se me olvidaría nunca. Su discurso no duró más de dos minutos, para luego retirarse como un viejo cualquiera, lejano a la física y a la poesía.

Otro día, y no hace mucho, viajé a Combarbalá, un pueblo minero del norte de Chile, falto de árboles, seco como la montaña misma. Partí para esos rincones porque quería entrevistar a unos cabreros que arriaban animales hacia argentina. En realidad quería llegar hasta el lado argentino de los andes, durmiendo a la intemperie, mateando arriba de una yegua. Sin embargo, entre Combarbalá y los cabreros, había que pasar una pequeña estadía por una comunidad autosustentable de seres humanos anti-sistema. Nunca me había parecido mal lo de las comunidades autosustentables, sino que incluso me parecían algo atractivas. Pero lo que me sucedió al llegar a esta comunidad de gente citadina que se fue a vivir a la montaña es algo que nunca hubiera imaginado. Más que una comunidad, este grupo de personas pertenece a una secta que cree en seres de luz (o ángeles) que vigilan y protegen a los hombres desde el ciberespacio. Tienen a un líder que se llama Claudio Pastén quien tuvo hace varios años una experiencia “cercana” con dos seres de luz que le revelaron que la tierra prometida era ese pequeño rincón del norte del país y que los elegidos (interpretaciones bíblicas mezcladas con extraterrestres) habían demorado 40 años buscando la tierra prometida porque habían tenido que cruzar el océano atlántico por debajo del mar, a través de unas naves/ciudades que estos seres de luz les habían dispuesto. Es decir, los judíos de aquellos tiempos encontraron la tierra prometida en Chile y viajaron a través de ciudades acuáticas. Lo increíble es que este grupo de gente sigue a Claudio Pastén hasta la muerte porque él dialoga y es poseído por los seres de luz, que hablan a través de él y le dan mensajes a cada integrante de la secta. Además un día multiplicó latas de cerveza cristal. De esto y otras cosas me enteraba la primera noche alrededor de una fogata junto a un par de personas de esta comunidad. Tras mis dudas y negatividad ante todas las pachotadas que me decían, me desafiaron y empezaron a invocar a los ángeles para que se revelaran a través de destellos de luz en el cielo. Estuvimos así cerca de una hora en el nunca agotador ejercicio de mirar el universo. A su vez, miraba a uno de estos personajes que usaba unos lentes poto botella, por lo que su visión bien podía estar bastante trastocada, cosa que comprobé cuando apareció un avión en el cielo y este hombre se puso a saltar y a decir: -¡ahí, ahí…viste! Con increíble emoción y convicción, y luego lo mismo con un satélite. Esta gente está realmente chiflada pensé. Luego me comentaron -con mucha tranquilidad- que los delfines venían del planeta Júpiter. Más encima de sustentablemente no tenían nada, con suerte unas gallinas que se mantenían solas y les daban huevos, todo lo demás era un solo basural bajo un hermoso cielo, los colores de la montaña y un río cristalino. ¿Cómo se sustentaba todo esto? Claudio convenció a su gente de que en el año 2012 sería el Apocalipsis (basado en sus propias teorías y apoyado por las predicciones mayas) y que si ellos lo seguían, serían rescatados por estos ángeles de luz y serían los únicos sobrevivientes del planeta (los chilenos, según Pastén, seremos arrasados por una gran ola de 1800 metros, algo así como una gran masa de agua del tamaño del cerro Manquehue y un poco más). Lo más triste era ver que dentro de la comunidad había niños. Vi a dos (y es la última imagen que me llevé cuando salí escapando del lugar por temor a que me sucediera algo) encerrados en su casa, lejos de los otros niños del mundo y del mundo, atrapados bajo la tutoría de sus padres, o más bien de dos seres pelando el cable. No tenían educación ni oportunidad de elección, ahí estaban en la alta montaña, bajo la fe ciega y fanática de personas ajenas a la cordura.

APOCALIPSIS RIGHT NOW HERE¡¡¡… me repetía.

No sé muy bien cómo interpretar a Nicanor Parra, pero me gusta pensar que el apocalipsis está sucediendo y desde hace mucho tiempo, quizás desde siempre. Todo tiene su fin, y el recorrido para llegar a éste, es ir lentamente acabándose. Así como los seres humanos tenemos nuestra fecha de vencimiento, pareciera que la humanidad también. ¿Cuándo? Tsunamis, las plantas nucleares y los samuráis kamikaze evitando lo peor, científicos europeos asustando a la gente diciendo que hasta acá llegamos (Pastén se frota las manos). Sólo gestos apocalípticos, ojalá el planeta tenga un poco más de paciencia, no sería justo desaparecer junto a Parra, yo también quiero mis noventa años de huaso macuco.


* Fotografía: Claudio Pastén poseído por los ángeles en un programa de TVN.

martes, 8 de marzo de 2011

Morderse la cola

Una linda metáfora del antiguo testamento dice que los niños que se alimentan de uvas ácidas crecen con dientes afilados.

Por otro lado, un documental (Zeitgeist) repleto de sabios (sociólogos, científicos, psicólogos, etc.) gringos e ingleses de estos tiempos, algo frustrados y deprimidos, aseguraban que la genética nada tenía que ver con predisposiciones hacia la violencia, droga, depresiones, entre otras cosas terribles del ser humano. Sino que todas las alteraciones negativas del hombre surgen gracias al mundo que los seres humanos hemos creado. Argumentaban que tanto la violencia, como el stress y las adicciones son males positivos para el funcionamiento de una sociedad capitalista; por ejemplo, la salud de Estados Unidos es uno de los factores que más contribuye al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), es decir: entre más enfermos, más crece la economía de ese país. Los ciudadanos estadounidenses mueren y su economía crece. La economía gringa promueve las enfermedades, también la guerra y los sistemas carcelarios porque eso hace crecer su PIB. ¡Curioso! El modelo que ha seguido Chile estos últimos años ha sido ese. No por nada hoy nos han repletado de farmacias y nos han convencido que somos el pueblo más estresado del mundo o a su vez los menos productivos por la cantidad de horas que se trabaja, generando frustración, pesimismo y una no muy positiva visión de nosotros mismos. Quién puede estar contento consigo mismo y con sus pares si vivimos a tal punto de neurosis. Nos han convencido y no sólo eso, nos han hecho sentir orgullosos de ser uno de los países más buenos pal’ trago, que sólo nos superan los rusos y los irlandeses. Y así la industria de alcoholes crece a destajo, nos meten ron y ron tomamos. ¿Cuántas marcas distintas de ron han metido al mercado? Para que decir lo del tabaco, la publicidad como cómplice de todas estas necesidades que al final son sólo problemas que nos acechan si no llegamos a solucionarlos rápidamente. También se nos miente con la crisis energética y dejamos que esos que nos maleducaron (los gringos) nos compren (a los políticos, no importa el bando, hace rato que son sólo unos muñecos que se turnan un pedacito de poder) con mucho dinero para poder poner sus centros de energía, que envenenaran no sólo la tierra sino también a la gente, justamente el puñado de personas que siguen protestando y a veces aparecen como seres lejanos… ¿qué importa, si apenas son un puñadito? Pero increíble cómo se movieron para salvar un par de pingüinos…mucho amor por los pingüinos, poco amor por el chileno.

Lo más terrible de todo esto es que sucede (me gustaría creer) de manera inconsciente, más bien un inconsciente colectivo, o lo que Adam Smith llamó “Mano Invisible”, que es la que controla al final el mercado para no arremeter contra las libertades de los seres humanos. Es como responsabilizar a Dios de los manejos de la economía en esto que llamamos capitalismo. Y al final no son los seres humanos los que aplastan las libertades de los más débiles, es el capital, es esta mano invisible imposible de culpar… ¡Es que todos tenemos que pagar una renta¡ dirán, pero después dirán que hay tanto resentimiento, delincuencia, drogadicción, que la pobreza vive en un círculo, que la educación es una mierda.

Que muchos tienen los dientes afilados y cómo no, si les dieron de comer uvas ácidas.

El capital es otra droga de la cual todos somos adictos y no reconocerlo nos hace más adictos aún. ¿Lo lindo? No todos viven así.